El último Tardeo de Madrid in Game de 2025 podría haberse titulado ‘Madrid in GAME’, dada la estrecha relación de su protagonista con la capital. Pablo Crespo, uno de los fundadores de GAME Iberia Stores, fue el encargado de despedir un año de encuentros de altísimo nivel, y además formó parte de las primeras juntas directivas del Clúster del Videojuego.
El perfil discreto que mantiene Crespo en todas sus apariciones choca con su profundo conocimiento del retail del ocio electrónico nacional, que junto a su equipo de Centro Mail ayudó a instaurar como uno de los comercios pioneros de la industria. «Siempre tuve la ayuda de mucha gente, incluso algunos todavía siguen trabajando en GAME», subraya mientras recordaba en el encuentro de ayer sus orígenes.
Pablo Crespo, fundador de Centro Mail y exdirector de GAME España 💬 “Con el número 1 de Micromanía comenzamos a hacer publicidad en revistas y fuimos de los primeros vender juegos por correo. No era fácil acceder a videojuegos en muchas partes de España y dimos una solución a… pic.twitter.com/ElPwWlsJzR
— Madrid in Game (@MadridinGame) November 26, 2025
Antes de eso, y dada su «pasión por los cómics, pinballs y videojuegos», decidió montar un tenderete en el Rastro madrileño, prácticamente arqueología dentro del sector y la semilla de un imperio que ahora domina las ventas del ocio electrónico en nuestro país. A mediados de los 80, la aventura empresarial empezó en un pequeño local de la calle Montera donde alquilaban videojuegos en un segundo piso («porque era más barato que a pie de calle»), y aun así las colas llegaban hasta la escalera.
Con apenas recursos y mucha intuición, nació una estructura de distribución y venta por correo que rápidamente se convirtió en referencia nacional. La idea era tan simple como revolucionaria: hacer llegar videojuegos a cualquier parte del país, incluso cuando «apenas existían puntos de venta físicos». Ese espíritu pionero marcó el ADN de la marca y del propio Crespo, que siempre ha defendido que el éxito de aquella etapa estuvo en «escuchar al jugador» antes que al mercado.
Uno de los elementos menos conocidos de esa trayectoria, y que Crespo destacó con especial cariño, fue la creación de pequeñas salas LAN dentro de algunas tiendas. Eran espacios donde la comunidad se reunía para competir, probar juegos o aprender juntos, mucho antes de que los esports o el juego online fueran una realidad cotidiana. De ahí surgieron torneos locales, quedadas y una cultura compartida que GAME supo alimentar desde sus primeros pasos.
También hubo espacio para recordar el papel que la compañía jugó en la distribución de videojuegos españoles. Desde los primeros acuerdos con estudios como Dinamic, Crespo defendió la necesidad de que las tiendas dieran visibilidad al talento local, algo que considera esencial para fortalecer el ecosistema nacional. Su visión siempre fue clara: «Si no apoyamos nuestras propias creaciones, nadie lo hará por nosotros».
Su presencia en este último Tardeo del año no solo sirvió para cerrar un ciclo de encuentros, sino también para trazar un puente entre generaciones. Entre quienes recuerdan el olor a plástico nuevo de los estantes de Centro Mail y quienes hoy compran en GAME sin saber que, detrás de cada tienda, hubo una historia hecha a pulso, intuición y pasión por un sector que entonces apenas existía.