Los videojuegos son una de las formas de ocio y arte más importantes de las últimas décadas, pero no hay que olvidar que en sus inicios fueron de habilidad pura y dura, cosa que se mantiene hoy en día en muchos títulos. Los más exigentes pueden convertirse en un sufrimiento para los usuarios menos hábiles, así que imagina si alguien tiene algún problema de movilidad. Esto ha cambiado recientemente, y estamos viendo que las compañías de hardware y software han cambiado sus políticas para que el ocio electrónico sea accesibles a todo el mundo, ya dificultades motrices o físicas, como podría ser el daltonismo.
En cuanto a hardware, Microsoft es una de las compañías que más ha apostado por la inclusividad con su mando Xbox Adaptive Controller. Diseñado en colaboración con asociaciones especializadas en tratar a personas por discapacidades físicas o mentales, y es uno de los dispositivos mejor valorados por la comunidad, ya que puede configurarse de forma modular, complementarse con otros dispositivos Xbox, e incluso ofrece la posibilidad de imprimir en 3D diferentes diseños de control.
PlayStation también ha puesto mucho de su parte con el Mando Access, pensado para jugar con comodidad durante más tiempo y colocarse en cualquier dirección.
Pero el hardware no significa nada si el software no acompaña. Y las desarrolladoras, en este caso, se han volcado en añadir características a los videojuegos para que personas que no lo tienen tan fácil puedan disfrutar como el que más. Ubisoft, Electronic Arts, Capcom… lo cierto es que ya estamos habituados a encontrar una pestaña de accesibilidad en las opciones de los videojuegos para ajustar lo que se necesite, y casi todas las compañías suelen incluir este tipo de apartado.
Sólo en el interfaz podemos multitud de elementos visuales, sonoros o incluso hápticos, como tamaño de textos, paletas de color, señales de audio, contraste, vibraciones específicas para usuarios con menor visión… y así hasta cientos de opciones. Por ejemplo, The Last of Us incluye más de 60 características de este tipo. Assassin’s Creed, Far Cry o God of War son otros ejemplos de videojuegos que apuestan por la inclusividad.
Las comunidades de videojuegos han sido clave en el desarrollo de videojuegos accesibles, aunque estos sólo ayuden a un pequeño porcentaje de los jugadores. Pero eso demuestra la conexión que existe entre los jugadores y las ganas de disfrutar juntos de las mismas historias.
Poco a poco están apareciendo nuevas tecnologías que prometen revolucionar la accesibilidad, como la inteligencia artificial. En el Clúster de Videojuegos de Madrid seguimos con interés estos avances, mientras algunos de nuestros socios se dedican a convertirlos en realidad. Esperamos que dentro de poco, la diferencia entre jugadores con y sin discapacidad se reduzca a cero.