Del 25 al 28 de septiembre, el Tokyo Game Show volverá a convertir a Chiba y el ya mítico Makuhari Messe en el gran escaparate del ocio electrónico. La feria japonesa, que este año bate récords con más de 1.100 expositores y 1.200 títulos presentados, sigue siendo un punto de referencia para medir la temperatura de un sector que, hace apenas dos décadas, parecía girar casi exclusivamente alrededor de Japón.
De los tiempos en los que nombres como Nintendo, Sony o Square Enix marcaban la pauta de la innovación, hemos pasado a un escenario donde los estudios más influyentes pueden estar en cualquier lugar del mundo. Ejemplos hay muchos: CD Projekt RED en Polonia con la saga The Witcher, Remedy en Finlandia con Control o incluso pequeños estudios independientes capaces de convertirse en fenómeno global desde países sin tradición previa en la industria.
Esta descentralización ha traído consigo un efecto muy positivo: el talento puede surgir desde cualquier territorio si cuenta con el ecosistema adecuado. Y ahí es donde iniciativas locales cobran todo el sentido. En el caso de Madrid, el proyecto Madrid in Game —impulsado por el Ayuntamiento— se ha convertido en una apuesta estratégica para generar ese entorno fértil. El Campus del Videojuego en Casa de Campo combina formación especializada, incubación de proyectos y un espacio para la innovación que conecta a empresas, estudiantes y creadores emergentes.
Esa apertura del mercado ofrece también a Madrid una oportunidad única. Con un tejido de startups en crecimiento, la presencia de grandes compañías y un ecosistema académico cada vez más conectado al sector, la capital puede convertirse en nodo estratégico para la colaboración internacional. El propio Campus del Videojuego ya ha empezado a atraer la atención de estudios y publishers extranjeros, interesados en el talento que surge en la ciudad.
En un mundo donde los grandes estrenos ya no entienden de fronteras y donde la creatividad se multiplica, es fundamental que ciudades como Madrid se posicionen no solo como consumidoras de tendencias, sino como protagonistas en la creación de nuevos contenidos.
El Tokyo Game Show 2025 volverá a recordarnos la fuerza del sector a nivel internacional. Pero también es la oportunidad perfecta para reflexionar: el futuro del videojuego no se escribe solo en Tokio, Los Ángeles o Varsovia. También puede escribirse en Madrid.